GOULOTTE EL HORTELANO

La cara nor-este de la Torre Salinas destaca sobre cualquier otra a nuestra llegada a la Vega de Liordes. A pesar de que la vía "Casiopea" situada en su parte central es una de las grandes clásicas de escalada en roca de los Picos, el aspecto vertical y sombrío de esta cara norte y un desnivel de más de 400m hacen que esta montaña reúna unas condiciones perfectas para la escalada invernal.

El "El Hortelano" busca el punto débil de la pared por su parte izquierda. Consite en una escalada mantenida aprovechando una estrecha y escondida línea helada que forma una pequeña goulotte vertical. La originalidad y calidad de esta ruta, la buenas condiciones que suele presentar gran parte del invierno y primavera, la espectacularidad de la cima y sobre todo el bonito entorno donde está situada la convierten en una de las escaladas de dificultad media más bonitas que pueden hacerse en Picos de Europa.

Tras una aproximación relativamente cómoda a través de la Canal de Pedabejo accederemos a la vega de Liordes. Las vistas inmejorables con las primeras luces del día en esta zona harán que el madrugón haya merecido la pena. Un tramo más caminando nos situará bajo la cara nor-este de la Torre Salinas. Comenzaremos la escalada por una gran campa helada que poco a poco irá ganando en inclinación. En un par de largos nos situaremos bajo la goulotte escondida. Llegaremos a la parte más bonita de la vía, una escalada con una inclinación mantenida de alrededor de 60º de buen hielo y con algunos resaltes de hasta 80º. Tras varios largos llegaremos a una gran campa de nieve colgada sencilla pero aérea y con mucho ambiente. Finalmente, en dos largos más otra vez de goulotte accederemos a la arista final. Esta arista no presenta mucha dificultad pero requiere moverse con soltura por terreno mixto lo que le da a la llegada a la cima un toque muy bonito y alpino. Tras descansar y disfrutar de las grandes vistas que ofrece la cima de la Torre Salinas a 360º aún nos quedará un largo y técnico descenso de esta montaña hasta poder quitarnos definitívamente el arnés para volver caminando tranquilamente de nuevo hasta los coches.